2015 marca el centenario del nacimiento de Orson Welles, magnífico monstruo sagrado del cine. La directora de documentales (Sigmund Freud: l’invention de la psychanalyse en 1997, Un écran nommé désir en 2006) Elisabeth Kapnist ha descifrado la existencia del prodigio en un documental extraordinario.
¿Cuándo se le ocurrió la idea de realizar este documental?
El personaje es de una enorme complejidad y puede producir cierto temor, ¿pero qué hay más estimulante que enfrentarse a personajes tan potentes? Cuando me enteré de su muerte en1985, sentí una inmensa pena, como si hubiera perdido a alguien cercano. Luego leí una biografía sobre él y me dije que un día dirigiría una película sobre él. He luchado para que esta película existiera. He optado por ahondar en la dimensión shakespeariana de su vida. Existe algo trágico en su destino. "Comencé muy arriba, después no hice más que bajar". Su ingenio como director de teatro y luego como cineasta encontró obstáculos muy rápidamente, quisieron doblegar al gigante y lo que quería era mostrar cómo iba a resistir.
¿Cómo se documentó sobre él?
Leí muchísimo y miré todos los archivos existentes. Sobre Welles existe mucho material, en Estados Unidos desde luego pero también en Francia, en Italia, en España. Hubo un largo trabajo de escritura para precisar la intención pero como suele suceder, en el transcurso del proyecto, las cosas cambian, las certezas se difuminan y es mejor así. Entre el momento en que comencé mi trabajo sobre la vida y obra de Welles hasta que la película estuvo terminada, se fue dibujando un camino a lo largo de los meses.
¿Cuál fue su enfoque para evitar la narración cronológica?
He hecho que los extractos escogidos tuvieran de una u otra forma una resonancia con su propia historia. La cronología siempre te acaba atrapando pero creo que el montaje permite realizar asociaciones sorprendentes y, finalmente, obedecemos a una determinada lógica de montaje.
PrensaCANNES
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