El abrazo de una madre. Es decir, uno de los lugares más seguros del planeta, para todo niño o adulto con síndrome de Peter Pan. Salvo, claro, si la progenitora es un bicho cadavérico y horroroso que emite sonidos escalofriantes y persigue a sus seres queridos. Aun así, sin embargo, miles de estadounidenses se han atrevido a lanzarse entre los brazos de Mamá. Tanto que el aterrador primer largometraje del director argentino Andy Muschietti se estrenó este fin de semana en Estados Unidos directamente en el número 1 de la taquilla, con una recaudación de más de 21 millones de euros. A España llegará el próximo 8 de febrero.
“Es un resultado fantástico”, comenta una entusiasta Barbara Muschietti, hermana del director y productora y coguionista de Mamá. Coproducida entre España y Canadá, la película cuenta también con un padrino conocido: Guillermo del Toro. “Tiene algunas de las secuencias más espantosas que haya visto. Y está impresionantemente bien hecha”, apunta el cineasta mexicano en un vídeo promocional como una de las razones que le animaron a sumarse al proyecto. Los motivos del éxito del filme, en cambio, se hallan en sus emociones, según Muschietti: “Está llena de ellas. Hay llantos, hay risas, hay sustos. Hicimos la película que nos hubiera encantado haber visto en nuestra niñez. Y hemos escrito los momentos que nos aterrorizarían a nosotros”.
A la base de Mamá no está, ni mucho menos, algún guiño autobiográfico a la progenitora de los Muschietti (“nuestra madre es un sol”, apunta Barbara) sino un cortometraje que ambos, que normalmente trabajan en el sector de la publicidad, presentaron en el festival de Sitges de 2008. En tres minutos y un plano secuencia, dos niñas intentaban huir de su casa ante la llegada de su temible mamá. “El concepto que está detrás del corto y, en cierta manera, también del filme es una pregunta: ‘¿Qué es lo más aterrorizante y antinatural que te pueda pasar cuando eres pequeño?’ Que tu madre no sea cálida y cariñosa, sino fría y espantosa, una especie de fantasma, un monstruo de amor”, subraya Muschietti.
Decidida la premisa, los hermanos se pusieron manos a la obra. Primero, con una escaleta. Y luego, poco a poco, se fueron repartiendo las secuencias que había que rodar. Todo de amor y de acuerdo, sin polémicas, por lo menos en el set. “A lo mejor nos peleamos por quién tiene que limpiar los platos [ambos hermanos, argentinos de Buenos Aires, comparten casa en Barcelona desde hace 12 años] pero estamos muy acostumbrados a rodar juntos. Hace 11 años que lo hacemos en publicidad", asegura Muschietti. Y hace bastante más que se enamoraron de las películas de miedo: “Somos fans del género desde que tenemos memoria. En el autocine nos quedábamos hipnotizados con Encuentros en la tercera fase. Andy y yo tenemos gustos parecidos”.
Más aún, obviamente, en el caso de su propia película. “Ambos queremos lo mejor para ella", remata Muschietti. Y lo mejor en el campo de las actrices, hasta que los Oscar lo rematen en febrero, este año se llama Jessica Chastain. Así que la agente de la CIA que da la caza a Bin Laden en La noche más oscura —por cierto, precisamente la película que ha acabado segunda en la taquilla del fin de semana americano— pasa al rol de presa y a huir del monstruo en Mamá. “Trabajar con ella es un premio, un lujo. Es una persona que se entrega de una manera impresionante al rol. Es inmejorable como intérprete. Y como persona”, cuenta Barbara Muschietti sobre el fichaje de Chastain.
Inmejorable para la productora es también su profesión. Y más en general el mundo del cine: “Qué puede haber más fascinante que escribir tus historias, plasmarlas en imágenes, mostrárselas a todo el mundo y que perduren. Es de lo mas difícil que hay pero de lo más emocionante que me podía imaginar”. Tanto que, según Muschietti, sabía quería dedicarse a ello desde los cinco años; prácticamente, desde que aún estaba entre los brazos de su madre.
A su progenitora, de hecho, está dedicada la película. Porque, como dice el subtítulo del filme, “el amor de una madre nunca muere”. Aunque, en el caso de Mamá, es más bien una amenaza.
Fuente: El Pais
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