por Cruz Alberto González
En la desbordante Sala 7 de Cinépolis Plaza Morelia, después de la espectacular alfombra roja y como antesala de la función de inauguración donde se proyectó Gravedad, de Alfonso Cuarón y el cortometraje Aningaaq, de Jonás Cuarón, se llevó a cabo la ceremonia de apertura del 11º Festival Internacional de Cine de Morelia.
En la ceremonia, conducida por los actores Johanna Murillo y Julio Bracho se hizo hincapié en el arduo trabajo del equipo del festival, especialmente en el liderazgo de sus directivos: Alejandro Ramírez Magaña, presidente, Cuauhtémoc Cárdenas Batel, vicepresidente y Daniela Michel, directora general del FICM.
Los maestros de ceremonia invitaron a diversas personalidades a pronunciar las palabras de bienvenida. Entre ellas estuvieron el profesor Wilfrido Lázaro Medina, presidente municipal de Morelia, José de Jesús Reyna García, gobernador de Michoacán, y Alejandro Ramírez Magaña. Éste agradeció cálidamente a las instituciones culturales, patrocinadores y compañías cinematográficas aliadas del festival; posteriormente, el presidente del FICM realizó un sumario de las actividades y secciones que comprenderán esta edición.
Al referirse a la película inaugural, Ramírez señaló la doble personalidad del cine de su realizador: aclamado por la crítica y exitoso comercialmente. El cineasta subió al podio y agradeció el cambio de sede de la función inaugural, mismo que fue motivado por las características específicas de su última realización.
Gravedad
Gravedad atrapa de principio a fin a sus espectadores. Desde el inicio sabemos que algo no marcha bien en las labores de mantenimiento y optimización del telescopio Hubble que realizan en el espacio la doctora Ryan Stone (Sandra Bullock), el comandante Matt Kowalsky (George Clooney), el astronauta ingeniero Shariff (Paul Sharma) y la capitana del transbordador Explorer interpretada por Amy Warren. El nerviosismo de Stone, la serenidad de Kowalsky y la infantil e irreverente actitud de Shariff terminan por ser una extraña premonición de lo que está por venir: algo está mal y, de un momento a otro, el espectador se verá envuelto en una situación que distará mucho de ser placentera.
Ed Harris, quien en Apolo 13 (1995) interpretando al director de vuelo de la NASA, es la voz de control de la misión del Explorer. La fotografía de Emmanuel Lubezki es soberbia. Visualmente Gravedad hace recordar filmes de la talla de 2001: Odisea del Espacio (Stanley Kubrick, 1968), Solaris (Andrei Tarkovsky, 1972) y más recientementePrometheus (Ridley Scott, 2012). Frente a ellas Gravedad puede situarse y citarse sin ningún problema y contratiempo.
La última realización de Cuarón nos sitúa frente a la incapacidad que aún tenemos los humanos – a pesar de nuestros maravillosos progresos – de vivir en el espacio lejos de la madre Tierra. No obstante los progresos de la ciencia y sus aplicaciones técnicas, la vida fuera de la gravedad terrestre es prácticamente imposible para nosotros. En Gravedad, Cuarón nos conduce a las grandes preguntas que se han planteado a lo largo de la historia de la humanidad: quienes somos, hacia dónde vamos y qué sentido tiene la existencia. La respuesta parece apuntar hacia la necesidad que tiene el hombre de establecer relaciones de solidaridad y reciprocidad con sus semejantes y en evitar, en la medida de lo posible, su encuentro con la soledad, el desamparo y el sufrimiento.
Fuente: FICM
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