Con el triunfo de la coproducción mexicano argentina La jaula de oro (que se llevó el Astor de Oro a la Mejor película y el de Plata al mejor guión) cerró la 28ª Edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. El premio de la sección latinoamericana fue para la también mexicana Los insólitos peces gato, y El revistero fue la elegida de la competencia argentina. La venezolana Pelo Malo se llevó el galardón de Mejor Dirección para Mariana Randón, la española Marián Álvarez fue la mejor actriz por su trabajo en La Herida, y el francés Vincent Macaigne resultó el mejor actor por su composición en La batalla de Solferino. No hubo premios en la competencia internacional para el cine argentino.
Fue una edición amable de Mar del Plata, con un consolidado perfil latinoamericano. No es mala noticia que no haya habido demasiadas sorpresas: el festival ha encontrado una identidad que, a la hora de ser difundido, es un valor más positivo que negativo. Puede uno decir que hubo películas malas y películas buenas, pero es lo mismo que puede decirse de cualquier festival del mundo.
La selección oficial internacional, de hecho, no presentó ninguna película que obligue a preguntarse cómo llegó ahí. Incluso algunas tienen un peso propio que merece destacarse, como La batalla de Solferino, Pelo malo, Fantasmas de la ruta y Little Feet, todos films que, además de su calidad, buscaron algo más, algo nuevo. Todas las películas, por cierto, incluían el comentario social o político –sea directo, sea sesgado en la ficción–; la pura diversión formal pareció quedar en la retrospectiva de John Landis, aunque el mismo director se encargó de subrayar, en diferentes entrevistas, el aspecto social y político de sus comedias. No se equivoca, por cierto: probablemente los festivales de cine sean el último refugio donde se intente la reconciliación de la forma con el –viejo término, no demasiado preciso– “mensaje”.
Pero también hubo espacio para el placer y el buceo formal (¿Acaso no es, también, una forma de hacer política?). Dos películas argentinas opuestas lo mostraron: por un lado, el collage pop y cinematográfico que propuso Verónica Chen con Mujer conejo; por otro, la personal exploración de un espacio cotidiano en la contemplativa 15 días en la playa, de Flavia de la Fuente. Nota al margen: es posible hoy –y ésta es una gran noticia– no subrayar que mucho de lo mejor del cine lo hacen mujeres. Algo ha cambiado, por suerte, en ese terreno.
El público respondió bien y con récord: más de 100.000 espectadores, cifra notable y difícil de alcanzar, con muchas funciones agotadas. Peros: quizá demasiada retrospectiva –las copias fueron perfectas, de todos modos, y justificaron ser vistas–; quizá mucho documental argentino de estirpe televisiva y poca creatividad –pero, lamentablemente, es lo que hay. Pero, en definitiva, una muestra que es redundante llamar “consolidada”: Martínez Suárez y sus programadores, con Marcelo Alderete a la cabeza, han construido algo sólido, mucho más que un castillo de arena en la playa.
- Mejor película: La jaula de oro (México), de Diego Quemada Diez
- Mejor director. Mariana Rondón por Pelo Malo (Venezuela))
- Mejor Actriz. Marián Álvarez por La Herida (España)
- Mejor actor. Vincent Macaigne por La batalla de Solferino (Francia)
- Mejor guión. La jaula de oro
- Premio especial del jurado: Little Feet, de Alexander Rockwell (EE.UU.)
- Mención especial. The Bright Day, de Hossein Shahabi (Irán)
- Mejor film latinoamericano: Los insólitos peces gato, de Claudia Sainte-Luce (México)
- Mejor film argentino: La utilidad de un revistero, de Adriano Salgado
- Premio del público. La jaula de oro
0 comentarios:
Publicar un comentario