El prometedor cineasta mexicano Alonso Ruizpalacios, 36 años, cuya película "Güeros" fue premiada como la mejor ópera prima de la 64ª Berlinale, simboliza la fuerza creativa del cine en América Latina, reconocida ampliamente este año con cuatro directores seleccionados en el concurso por el Oso de Oro, y numerosos films en las secciones paralelas.
Alemania, su festival internacional y su Fondo para el desarrollo del cine mundial (World Cinema Fundation, WCF) han contribuido sin duda a la emergencia de talentos como la peruana Claudia Llosa, los argentinos Celina Murga y Benjamín Naishtat y el brasileño Karim Ainouz, cada uno con una propuesta diferente.
Tanto "La tercera orilla", de Murga, como "Historia del miedo", de Naishtat y "Praia do futuro", de Ainouz, fueron realizadas en parte con dinero alemán y "Aloft", de Llosa, fue producida en un 80% por capital de productores y medios españoles.
Claudia Llosa, que obtuvo en 2009 el Oso de Oro por "La teta asustada", decidió esta vez alejarse de Perú para tratar de darle forma a sus meditaciones sobre "lo sagrado", y durante los últimos cuatro años estuvo escribiendo en inglés una historia que imaginó en el frío polar de Canadá, con un elenco de actores anglosajones.
Ella deseaba probar que no es solo "lo andino" lo que la inspira y quizás por eso escenificó en el Polo Norte su tortuosa historia de una madre que pierde a un hijo y busca curar su infinita tristeza mediante el arte y el chamanismo.
En contraste, la argentina Celina Murga, que tuvo la suerte de ser alumna durante un año del gran Martin Scorsese, regresó a la provincia de Entre Ríos, donde nació, para contar su historia de un hombre que tiene dos hogares.
Ella buscaba, declaró, "echar mano de la textura, los colores y el ambiente de mi infancia", siguiendo la consigna de "pensar globalmente y actuar en mi aldea".
"El cine ha dejado de ser nacional, por lo menos a nivel de producción", reconoció el productor alemán Peter Rommel, que trabajó con Celina Murga.
"El problema sigue siendo la distribución internacional de las películas de arte y ensayo, independientes, de los realizadores de América Latina. Por fuera de los festivales es muy difícil ver sus films", declaró Rommel durante un foro sobre el cine argentino.
El productor argentino Hernán Musaluppi reconoció por su lado que Argentina jugaba hace unos diez años el papel de "hermano mayor" con respecto a otros países de América Latina, pero que ahora la situación ha cambiado.
Argentina era una locomotora gracias a sus talentosos directores, como Pablo Trapero y Lucrecia Martel, y a sus eficaces estructuras de producción que llevaron, entre otras, a la realización de "El secreto de sus ojos", de Juan José Campanella, Óscar a la mejor película extranjera en 2010.
"En la actualidad la competencia para conseguir fondos a nivel internacional es ruda porque con los institutos de fomento del cine y los incentivos y leyes en los diferentes países hay una explosión de proyectos", dijo Musaluppi, quien formaba parte del jurado que concedió el premio de mejor ópera prima a "Güeros", del mexicano Ruizpalacios.
Entre los países "emergentes" citó a Chile, México, Colombia y Brasil.
El caso de Colombia, que en 2003 aprobó una ley para dar recursos y fomentar la producción de cine, a través del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC) y los estímulos tributarios -una deducción del impuesto a la renta del 165% para los inversionistas en cine- ha sido espectacular.
Aun cuando ninguna de sus producciones figuraba en la Berlinale, Claudia Triana, la directora de Proimágenes, que administra los recursos para el cine, informó que en 2013 se estrenaron en Colombia 16 largometrajes y para 2014 se anuncian más de 30.
Para la mayoría de los cineastas latinoamericanos poder lograr financiar sus proyectos y presentar sus películas en el festival internacional de Berlín es ya "un premio", como reconoció el novel director Benjamín Naishtat.
Con cerca de 400 películas, de todos los géneros, estilos y presupuestos, proyectadas durante 10 días, la Berlinale es una vitrina única para los cineastas del mundo entero "y una manera de tratar de entendernos", como dijo la crítica de cine del diario Tagesspiegel.
"Güeros", de Alonso Ruizpalacios, filmada en blanco y negro, recuerda a las películas de la Nueva Ola del cine francés, en especial las mejores de Jean-Luc Godard, pero con la irreverencia y la energía de la juventud mexicana de hoy. Con toda seguridad se volverá a oír hablar de él.
Otro cineasta mexicano, Diego Luna, que presentó en la Berlinale "César Chávez", una ficción sobre ese líder chicano de los años 60 que defendió a los braceros --trabajadores agrícolas mexicanos en Estados Unidos-- recalcó que lo que prima en el cine es lo colectivo, "es una carrera de relevos".
El relevo ya está asegurado. Además de "Praia do futuro", de Ainouz, había otras cuatro películas brasileñas en Berlín, entre ellas "Hoje eu quero voltar sozinho", de Daniel Ribeiro, que ganó el "Teddy", un premio que se entrega desde 1987 para películas de temática gay, lésbica o transgénero.
El cineasta ecuatoriano Diego Araújo trajo "Feriado", la historia de un adolescente en el Ecuador de los años 2000, afectado por la corrupción y un colapso bancario.
Dos estudiantes de la Escuela Internacional de cine de San Antonio de los Baños, de Cuba, la francesa Juliette Touin y la inglesa Jayisha Patel, trajeron sendos cortos a Berlín, "La casona" y "Un paraíso", producidos con dinero cubano.
AFP
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