Cuatro lenguas distintas unifican al país que nos regaló esa útil herramienta para medir el tiempo (si bien no la inventaron, la perfeccionaron); cuatro formas diversas de percibir e interpretar el mundo; cuatro puntos cardinales para ubicar en el mapa a esta discreta potencia europea; cuatro puntos que forman la cruz en la bandera de la Confederación Helvética.
Si se piensa en Suiza, la reacción inmediata nos lleva a pensar en los clichés más básicos de su cultura, bancos, relojes, chocolates, etc. Sabemos además, que el nivel de vida en aquel país destaca entre los mejores del mundo. Ciudades como Zurich, Ginébra y Basilea, (localidad en la que vivió Nietzsche gran parte de su vida), figuran siempre entre las ciudades de mayor bienestar social; la segunda está considerada como “la ciudad de la paz”.
Sin embargo, poco conocemos del cine del país que vio nacer a Bruno Ganz y Marc Forster, personalidades del celuloide que han logrado atravesar las fronteras de su país. Además de las figuras antes mencionadas, en la lista de directores destacados figuran Marc e Ivan Allégret, (el primero conoció íntimamente a André Guide) Alain Tanner, Léa Pool y desde luego, el colosal Jean-Luc Godard, (sí, además de ser francés, también es suizo).
Si bien, la lista no es extensa, bien vale la pena darse la oportunidad de conocer las particulares formas narrativas del cine actual de Suiza, nación que se antoja idílica, pero que indudablemente y pese a esta primera impresión paradisíaca, seguro nos dará qué pensar, llevándonos al replanteamiento de las capas superficiales de nuestra realidad, como lo hace el buen cine.
De esta manera, el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, en su edición 31 (FICG31), arrancará el primer año de su tercera década con Suiza como Invitado de Honor. ¡Nos vemos en 2016!
PrensaFICG
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