Cannes tiene este año la marca del cine sin fronteras: vimos a italianos como Nanni Moretti dirigiendo al estadounidense John Turturro en inglés en "Mia madre", y al genial cineasta griego Yorgos Lanthimos, también en inglés, sacando aplausos con el irlandés Colin Farrell en "The lobster". También brillaron los que hablan sus propios lenguajes cinematográficos, como el japonés Hirokazu Kore-Eda con "Our little sister" y Todd Haynes con la notable "Carol", con Cate Blanchett. A su vez, otros esperados trabajos no tuvieron tanto éxito, como Gus Van Sant en "The sea of trees". Aquí, un recuento con lo que hizo noticia, a dos días de que termine su versión 2015.
Muchas de las películas de Cannes 2015 son en sí mismas pequeñas torres de Babel con actores de distintas nacionalidades formateados bajo la única plantilla del idioma inglés. Las coproducciones entre países para levantar fondos para una película han obligado, en los últimos años, a dejar de lado la noción de cine con una identidad nacional y, muchas veces, también la noción de cine de autor o personal. En esta edición hay tres películas italianas, "Mia madre", de Nanni Moretti, "Tale of tales", de Matteo Garrone y "Youth", de Paolo Sorrentino, las tres con diálogos en inglés.
El caso de "Tale of tales" es el más simbólico de la Babel que puede resultar el festival este año, con Salma Hayek como una Reina de cuentos (vale recordar que son relatos de fábulas basadas en las narraciones del siglo XVII de Giambattista Basile) que habla un inglés más rudimentario que el de su pareja, el Rey: John C. Reilly, quien tiene un acento LA, de Los Angeles, California. El hijo de la monarca habla con acento británico, lo mismo que el personaje de la princesa que quiere marido. Y el francés Vincent Cassel, como un lascivo Rey, tiene acento galo. "Tale of tales" -que dividió a la crítica en su exhibición- contiene varios reinos, tipos de inglés y tonos diversos que no logran unificar la buena idea escondida en su interior: reflexionar sobre la fábula y los arquetipos de la narración.
"No creo que trabajar en inglés haya sido un problema para mí", dice el director Matteo Garrone a Wikén. "Es algo nuevo para mí hacer esta fantasía, pero hubo un gran trabajo de efectos especiales, de diseño de vestuario y de producción detrás", cuenta.
Conversando en la sala de prensa con Michel Ciment, de la revista "Positif" -uno de los críticos franceses más respetados-, me dice que donde "Tale of tales" falla -en su noción de la fabula y los arquetipos- "Mad Max"-el blockbusterque tantos aplausos ha cosechado en el festival- triunfa. "Es de lo mejor que he visto en este Cannes", dice sobre la película de George Miller que habla su propio y redondo lenguaje cinematográfico.
Lo mismo hace en su propio registro el atrevido y muy joven cineasta griego Yorgos Lanthimos. Con sus películas previas, como "Alps" y especialmente con "Canino", demostró una iluminada irreverencia. Con"The lobster"le saca punta a su ironía y sentido del absurdo tipo Luis Buñuel con la historia de un hombre separado (Colin Farrell), quien si no encuentra pareja en 45 dias en la estancia en un hotel, donde hay otros hombres y mujeres sin pareja, deberá recibir la sanción de los solteros: ser convertido en el animal que escoja. Unificada por el lenguaje del cine superior, el humor y la ironía, se trata de una película inteligente y que usa los beneficios de la coproducción y de tener estrellas como Farrell y Rachel Weisz en su reparto.
MÁS ALLÁ DE LA MUERTE.Todd Haynes, el director norteamericano de la recordada "Lejos del cielo", con Julianne Moore, de nuevo reconstruye un paraíso fílmico con su reciente película, una de las favoritas para llevarse la Palma de Oro: "Carol", un sofisticado y refinado relato inspirado en la novela de Patricia Highsmith acerca de la relación entre una mujer aristocrática de los años 50 en Nueva York (Cate Blanchett) y la joven dependienta de una gran tienda llamada Therese (una eficiente Rooney Mara). Contenida, apropiadamente reprimida dado el leitmotivde la historia, un amor prohibido en una sociedad conservadora, el director hace gala de un preciosismo visual superior.
Haynes levanta su propio cielo con una película que debería recibir algún premio este fin de semana. Sus principales competidores son nombres nuevos en Cannes, como el interesante y joven director noruego Joachim Trier ("Oslo, August 31"). Trier salta con éxito al cine en inglés con estrellas como la francesa Isabelle Huppert y el irlandés Gabriel Byrne, más el norteamericano Jesse Eisenberg a través de "Louder than bombs", una historia de una familia cruzada por el duelo. La madre, una fotógrafa, ha fallecido, y a través de continuos flashbacksse recuerda su presencia. Trier explora con madurez visual los caminos e historias de un padre y dos hijos que viven con el fantasma de una madre que quizás optó por el suicidio a su regreso a casa después de una destacada carrera como reportera gráfica de conflictos bélicos.
La sombra de los muertos también está en la fallida "The sea of trees", de Gus Van Sant, y la muerte, palpada en todas sus dimensiones, es puesta como tema mayor en la pieza del debutante László Nemes "Son of Saul", una vuelta de tuerca del Holocausto gracias a una osada puesta en escena en el horror de Auschwitz, que consiste en desenfocar el fondo y poner casi siempre en primer plano la afligida cara del protagonista: Saul, uno de los prisioneros encargados de remover cuerpos de los judíos asesinados en las cámaras de gas y luego limpiarlas. Saul encuentra el cuerpo de un niño que cree que es su hijo y se obsesiona con darle sagrada sepultura en vez de la cremación industrial de los nazis. Incómoda y bien ejecutada, se trata de una ópera prima que compite de igual a los consagrados.
Distinto es el caso de Natalie Portman, cuyo debut como directora con "A tale of love and darkness", basada en las memorias del escritor israelí Amos Oz, fue un acto a medio lograr. Con un material difícil de asir para una novata -la vida del escritor en su niñez en Medio Oriente-, la película es ampulosa y su centro más atractivo es la depresión e insinuado suicido de la madre del protagonista, interpretada por la propia Portman. La actriz de "El cisne negro" va a protagonizar el filme norteamericano "Jackie", dirigido por Pablo Larraín, sobre la vida de Jackie Kennedy después del asesinato de su esposo, el Presidente Kennedy. "Me parece genial hacer ese tipo de papeles y no solo de una científica supercool (en las cintas de Marvel "Thor"). Es algo que busco explorar", dice Portman.
La muerte de un padre es el punto de partida de la emotiva "Our little sister", una apuesta más comercial, pero no menos interesante, del japonés Hirokazu Kore-Eda ("De tal padre, tal hijo"). Una película coral sobre tres hermanas jóvenes que adoptan a una media hermana tras la muerte de su progenitor en común.
Fuera de competencia se presentan dos documentales sobre artistas fallecidos: está "Steve McQueen: The Man & Le Mans", una joyita acerca de la obsesión de la estrella de "Bullit" por llevar al cine su obsesión como corredor de autos en "Le Mans", filme que fracasó en su realización. También brilla el documental"Amy", sobre los motivos que provocaron el descenso de la cantante Amy Winehouse hasta la muerte. El director es el talentoso Asif Kapadia, que ya nos brindó en 2010 el documental "Senna" sobre el corredor Ayrton Senna.
Y la materia profesional de los protagonistas de la espléndida "Sicario"-de otra cara nueva en Cannes, Denis Villeneuve ("La sospecha")- también está rodeada por la muerte. Específicamente, el asesinato. Protagonizada por Benicio del Toro, Emily Blunt y Josh Brolin, este thriller noir es de los favoritos para llevarse la Palma de Oro. Porque a pesar de estar filmada en la frontera entre México y Estados Unidos, y a pesar de su aparente falta de identidad nacional, se trata del buen ejemplo de este Cannes sin fronteras.
Una Torre de Babel que no tiene por dónde caerse.
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