¿Les parecieron largas las películas de la trilogía de El señor de los anillos? Casi tres horas duraba la copia en cines de cada una, y la que más, las tres horas y veintiún minutos de El retorno del rey. En formato doméstico, DVD o Blu-ray, las versiones extendidas pasaron en total de las 9 horas y 17 minutos de la versión en pantalla grande a las nada menos que 11 horas y 23 minutos. No está mal.
Dirigida a un público mucho más minoritario, el pasado viernes, 3 de junio, se estrenaba la adaptación de Las Mil y una noches del director portugués Miguel Gomes y cuyo metraje llega a las 6 horas y 21 minutos. Afortunadamente, forma parte de una trilogía dividida en tres: El inquieto, El desolado y El embelesado, que se irán estrenando en semanas consecutivas. Pero el trabajo, en conjunto, es la misma obra en la que Miguel Gomes —que ya destacó en su anterior filme, Tabú, de 2012— ofrece una particular visión de los cuentos de Sherezade adaptado a la realidad, en crisis, de su país.
Lógicamente, no se esperan taquillazos del calibre de la adaptación de Tolkien a cargo de Peter Jackson, pero su paso por los distintos festivales ha cosechado grandes elogios. 'La cura contra el insomnio', de 1987, dura 3 días y 15 horas. Íntegra solo se llegó a proyectar una vez Pero, y así en bruto, ¿cuál es la película de ficción más larga de la historia del cine? La francesa Out 1, noli me tangere de 1971, y dirigida a dúo por Jacques Rivette y Suzanne Schiffman, con elementos mágicos y reales, y el trasfondo de las consecuencias del Mayo del 68; es ideal no solo para pasar una agradable tarde en el cine sino el día entero gracias a sus 12 horas y 53 minutos.
En el terreno del documental, Resan (1987), dirigido por el británico Peter Watkins, la superaría y en mucho, dedicando 14 horas y 33 minutos a advertirnos sobre el uso de las armas nucleares. Sin embargo, al igual que las casi 11 horas y media de la trilogía de El señor de los anillos, ambas se quedaban aún cortas ante la que es considerada como la película más larga jamás hecha y proyectada en cines, aunque fuera en pocos. El honor la tiene la obra de arte experimental Logistics (2012) dirigida, producida y escrita por la pareja sueca Erika Magnusson y Daniel Andersson y que recogía la evolución de los gadgets electrónicos.
La propuesta duraba 857 horas, y que traducido en días serían 35 más 17 horas. Sí, Magnusson y Andersson nos invitaban a mudarnos durante más de un mes al lugar donde la proyectaran. Uno de los lugares elegidos fue la biblioteca sueca de Upsala (Uppsala City Librery), en diciembre de 2012. Transpararente en sus intenciones se mostró John Henry Timmis IV con la producción estadounidense La cura contra el insomnio (The Cure for Insomnia, 1987); sus 87 horas —o 3 días y 15 horas— realmente eran perfectas para todo aquel que pueda tener dificultades para caer rendido en los brazos de Morfeo.
Básicamente, el argumento trataba sobre el poeta L.D. Groban leyendo uno de sus poemas, de más de 4.000 páginas, ante las cámaras amenizado por breves momentos de rock y heavy metal e insertos de escenas porno, por aquello de ir refrescando el interés del espectador de vez en cuando. Que se tenga constancia, íntegra solo se proyectó en el Art institute of Chicago, en Illinois, durante cuatro días, del 31 de enero al 3 de febrero de 1987.
No abundan las crónicas sobre tal evento, tal vez porque nadie logró mantenerse despierto hasta el final. De larga duración, pero de lo más recomendables En noviembre del pasado año, el British Film Institute (BFI) publicaba una de sus habituales listas, en esta ocasión a largometrajes de larga duración de lo más recomendables.
En su selección figuraban joyas como Dr. Mabuse, el jugador (1922), una obra maestra del cine mudo dirigida por Fritz Lang centrada en un villano que además está dotado de poderes de hipnosis, total: 4 horas y 10 minutos estrenadas en dos partes. La japonesa La condición humana (1959) del maestro Masaki Koyayashi, un alegato contra la guerra, estrenada en tres partes y una duración global de 9 horas y 39 minutos; la colosal producción rusa de Guerra y paz (1968) de 6 horas y 43 minutos; o la obra de culto Sátántangó (1994) del húngaro Béla Tarr, de 7 horas y 12 minutos. Tampoco falta la extraordinaria Érase una vez en América (1984) de Sergio Leone, un gran fracaso comercial en su momento, con 5 horas y 22 minutos en su versión original —y 5 horas y 30 minutos como la más completa—; o la reciente Nymphomaniac de Lars Von Trier con una duración, en su versión extendida, de 5 horas y 25 minutos.
Fuera de la lista del BFI, y en otra obra maestra del cine mudo, Avaricia (1924), el genial Erich Von Stroheim llegó a pensar en una versión de 7 horas y 42 minutos, también en una de más de 9 horas, pero la más completa que puede encontrarse, y restaurada, es la de casi 4 horas (239 minutos). En los años treinta, Los miserables llegó a contar en 1934 con una espléndida adaptación francesa de 5 horas y cinco minutos —aunque superada por otra anterior, de 1924, de 5 horas y 59—.
Y hace una década, la estupenda producción italiana La mejor juventud (2003) con 5 horas y 54 minutos en cines, exhibida en dos partes, y algo más, 6 horas y 40 minutos, en su metraje para televisión. Superproducciones tan interminables como inolvidables Pero a través de Hollywood u otras superproducciones de duración interminable sí que algunas han sido un rotundo éxito en taquilla, o se han convertido en legendarias en la historia del cine.
Entre las más conocidas, ordenadas de mayor a menor duración, la campeona es Cleopatra (1963) con 4 horas y 8 minutos; seguida del Hamlet dirigido por el británico Kenneth Branagh (1996) y una copia extendida a 4 horas y 2 minutos. Lawrence de Arabia (1962), de David Lean, nada menos que 3 horas y 42 minutos, y la popular Lo que el viento se llevó (1939) —y que por nuestros lares también fue conocida como "Lo que el viento se llevó... y mi culo aguantó"— solo un minuto menos, 3 horas y 41 minutos.
En un minuto menos que el famoso filme protagonizado por Vivien Leigh y Clark Gable se quedó otro de los títulos más taquilleros de la historia, Los Diez Mandamientos (1956) de Cecil B. De Mille, con 3 horas y 40; y sin abandonar el tema bíblico y el taquillazo, el Ben-Hur (1959) también protagonizado por Charlton Heston, 3 horas 32 minutos. Volvemos a los 201 minutos de El retorno del rey, los mismos de Gigante (1956), que contó con Elizabeth Taylor, Rock Hudson y James Dean; para acabar con otro título de referencia dentro del séptimo arte, El Padrino II (1974) y 3 horas y 20 minutos para una de las obras magnas de Francis Ford Coppola. Solo un par de minutos menos que la versión redux que prepararía para la gran Apocalypse Now (1979).
No hay comentarios:
Publicar un comentario