martes, 13 de diciembre de 2016

DE LA LEYENDA A LA PRESEA - EL CHARRO NEGRO

DE LA LEYENDA A LA PRESEA
EL CHARRO NEGRO

Por Magnolia Flores

Desde que empezamos a desarrollar la idea del festival Tenebra Film Fest, deseabamos para la estatuilla de Tenebra un premio que nos diera identidad, que mostrara parte de nuestro gusto por lo tenebroso, pero que al mismo tiempo pusiera a los ojos de otros en Jalisco, así fue como  surgió la idea del Charro Negro, gracias a una charla con Emmanuel Ortega, quien forma parte del Colectivo Magia Prieta y que acababa de sumarse como colaborador de Tenebra. 

Por medio de la gestión de Emmanuel, a Brenda Ramírez y a Hugo Alberto Montaño, quienes trabajaron con el tiempo encima, pudimos ver la idea materializada en una increible estatuilla,  misma que es una pieza única en el mundo, debido a que por la premura del encargo, fue imposible de hacerle un molde, lo cual, aunque nos llenó de nostalgia por querer tener una como parte de nuestra historia como festival, también nos llenó de orgullo ante la perspectiva de entregar más que una pieza seriada, una verdadera obra de arte, auténtica, hecha a mano y única, pues aunque el diseño permanezca, ninguna será igual a la que este 2016 viajará a Madrid, España para encontrarse con Alfonso García López, el orgulloso ganador de “Mejor Cortometraje Tenebroso”. 


Ese charro que es parte del folclór de muchos de los pueblos mexicanos, traspasa las fronteras para irse a conquistar el viejo continente con la gallardía imponente que solo él tiene.

LEYENDA DEL CHARRO NEGRO

Cuenta la leyenda que Adela, era una joven de actitud despreocupada para su época, pues aunque sus congéneres permanecían en casa atendiendo a los hombres de su familia, ella prefería la vida sin compromisos, vagaba ya entrada la noche en quien sabe donde, a pesar de la preocupación de sus padres. Una de tantas noches, se encontró en su camino con un hombre alto, de aspecto elegante, de impecable traje negro compuesto por una chaqueta corta, una camisa, un pantalón ajustado y un sombrero de ala ancha. Circulaba a lomo de un caballo enorme y de color azabache. Que impresionó a la joven al instante por su gran porte, mirada elocuente y palabras cálidas. Tras una amable conversación Adela aceptó aligerar el viaje y consintió a montar el caballo. En el justo instante que ella estuvo en el lomo del animal, este creció el doble de su tamaño, ardiendo en llamas, le impidió el escape, al escuchar los gritos de espanto de la joven, algunos salieron en su auxilio, solo para darse cuenta de que ella era ya propiedad del Diablo, que en forma de charro negro cabalgaba todas las noches por los alrededores de la Ciudad de México en busca de un alma incauta que llevar a sus dominios. Por ella no pudo hacerse nada, solo la vieron arder en llamas sobre el caballo, ahogándose en sus propios gritos de dolor y desesperación. 


Nada malo puede decirse del Charro Negro si el viajero se limita a permitir su compañía hacia su lugar de residencia; si se acerca el amanecer, se despedirá cortésmente y se marchará lentamente, al igual que si el sendero que recorre lleva a las cercanías de una iglesia.

Así que, tengan mucho cuidado al pasear solos por la noche, especialmente si escuchan detrás de ustedes los cascos de unos caballos. 


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