Si el cine lo fundaron los judíos emigrantes que llegaron a los Estados Unidos en busca de un futuro mejor, ahora son los chinos los que quieren hacerse con el negocio. La inversión del país asiático en el cine norteamericano ha ido aumentado gradualmente y las colaboraciones entre productoras de ambos países son cada vez más comunes.
El objetivo no es llevar a la pantalla obras de arte, sino ingresar la mayor cantidad de dinero posible. Y la inmensa audiencia china ayuda. El florecimiento de una clase media en china ha facilitado la creación de salas de cine por el país asiático. En busca de ese público, las productoras afincadas en Los Ángeles son conscientes de ello y películas como Pacific Rim 2 o Kung Fu Panda 3 -más exitosas en China que en Estados Unidos- demuestran que esta simbiosis tiene futuro.
Hay un hombre que capitanea esta fusión entre Estados Unidos y China: Wang Jianlin. Su nombre no puede ser muy conocido, pero si se dice que es el dueño del Grupo Wanda tal vez se remueva algo en la conciencia. Más desde que el Atlético de Madrid ha optado por llamar a su estadio Wanda Metropolitano. La compañía china posee el 20% del Atleti desde enero de 2015. Su relación con España no se queda ahí. El Grupo Wanda también tenía en propiedad el Edificio España, pero lo acabó vendiendo al holding murciano Baraka por 272 millones de euros.
Wang es el hombre más rico de China, con una fortuna estimada en unos 32.000 millones de dólares -28.660 millones de euros-, según la revista financiera 'Hurun Report', especializada en el sector del lujo en el gigante asiático. Su empresa está valorada en 86.000 millones de dólares. Una fortuna amasada gracias al ladrillo, ya que a eso se dedicaba el Grupo Wanda en un principio, aunque ahora esté diversificando su negocio.
Hollywood puede ser chino
El interés cinematográfico de Wang Jianlin no es nuevo. Ya ha gastado 8.000 millones de dólares para hacerse con varios estudios. Entre ellos la cadena británica Odeon & UCI, al que pertenece la española Cinesa. XL Semanal publicó hace poco que después de hacerse con algunas empresas en apuros, ahora quiere meter entre sus activos parte de compañías emblemáticas como Warner, Century Fox, Paramount o Universal, las majors.
Wang Jianlin no sólo está interesado en la producción. Es dueño de las salas cinematográficas AMC desde 2012, una cadena que cuenta en su haber con más de 500 cines. Por lo que Wang es el mayor distribuidor mundial. En los tiempos de las películas en streaming en el portátil sólo China cree en la tradicional sala oscura.
En este último año China ha construido una media de 27 nuevas salas de cine por día y ha superado a Estados Unidos con 40.475 pantallas en total. La expansión del Grupo Wanda, que comenzó sus negocios vendiendo inmuebles a la clase media en los años noventa,busca hacerse con todos los eslabones de la cadena cinematrográfica.
Se espera que para 2018 el público chino sea el que más ingresos genere en el mundo. Motivo por el que Wang tendrá su propio estudio en Quingdao -con parque temático y residencias de lujo incluidas-, que serán los mayores del mundo. Pero para que su fusión con Hollywood sea completa los contenidos de las películas deberán tener el visto bueno del Partido Comunista de China. La censura existente supuso que Iron Man 3 tuviese que ser emitida en China utilizando una versión adaptada.
La globalización, aunque Donald Trump y otros amantes del proteccionismo no lo apoyen, significa que incluso las películas ya no son realizadas en Hollywood. Cuando en la época dorada del cine se realizaban los proyectos íntegramente en los estudios de la costa oeste nada hacia presagiar el declive del modelo clásico. Pero en 2015 ninguna producción por encima de cien millones de dólares se rodó en Los Ángeles.
"No estamos interesados sólo en Paramount, sino en todos ellos. Si uno de los seis grandes estudios está dispuesto a ser vendido, estaríamos interesados", ha llegado a decir Wang. "Si queremos construir un verdadero imperio cinematográfico, este es un paso necesario".
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