México, 3 jul (EFE).- La directora y guionista mexicana Natalia Beristain consideró hoy que los humanos están “más solos que nunca”, al hablar del tema central de su primer largometraje, “No quiero dormir sola”, en una entrevista con Efe después de una proyección previa al estreno del filme.
La película se centra en la relación de una joven y su abuela con Alzheimer, ambas con una vida solitaria, y recoge elementos autobiográficos de la directora.
Mejor Película en los festivales de las ciudades mexicanas de Morelia y Durango, la “opera prima” de Beristain parte de su tesis y cortometraje y de los dos últimos años que vivió con esta enfermedad su abuela Dolores, quien da nombre al personaje interpretado por Adriana Roel.
El personaje de la nieta y coprotagonista lo interpreta Mariana Gajá, a quien le “cuesta dormir sola”, pero cree que se ha de saber convivir con ello: “Hay que aprender a abrazar la soledad, y que sea tu compañera”, sostuvo la actriz en la conferencia de prensa después de la proyección de la cinta.
Para la directora, la soledad es síntoma de que “fallan muchas cosas” en la sociedad, como la atención que se dedica a las redes sociales, donde se presume de “mil y pico amigos”: “Realmente creo que estamos más solos que nunca” y que todo se ha aislado a “estar enfrente de una pantalla”, lo que impide “la comunicación real”.
Beristain, con 32 años recién cumplidos, señaló también a la cada vez mayor expectativa de vida como explicación de esa soledad: “Creo que no estamos preparados como sociedad”.
La cineasta aludió a esos ancianos que, como sucede con la protagonista de su obra, están jubilados y solos, para preguntarse qué se hace “con alguien que ya no trabaja, que ya no produce, en una sociedad en la que ser productivo es fundamental”.
La directora de esta película, que se estrena en varias ciudades de México este viernes y en la que ha trabajado un equipo mayoritariamente femenino de 15 personas, criticó también el predominio de la masa sobre la persona.
“El individuo se ha perdido muchísimo en un afán de vernos todos igual, y pesar lo mismo, y tener la misma sonrisa, leer las mismas cosas (…). Siento como que de pronto todo está muy dictaminado y vamos como ovejas al matadero todos juntos”, comentó.
La realizadora se ha criado entre familiares ligados al cine como su padre, Arturo Beristain, al que le reserva el papel de hijo de la anciana con problemas de memoria, lo que coincide con la realidad y que ha sido “doloroso pero exorcizante” para el actor, que intercambió elogios con su hija durante la conferencia.
“No quiero dormir sola” fue rodada sin financiación y recibida con una “respuesta sorprendente” en festivales de Italia (Venecia), Brasil (Sao Paulo), España (Gijón), Serbia y Australia.
“Sin duda el cine mexicano ha cobrado muchísima más fuerza en el extranjero que aquí”, dijo la directora, para quien “no es casualidad” que los dos últimos años los mexicanos Amat Escalante y Carlos Reygadas hayan sido elegidos Mejor Director en el Festival de Cannes.
Según la autora de los cortometrajes “Pentimento” y “Peces plátano”, fuera de México están pendientes de la producción cinematográfica de este país, en contra de la que ha jugado en taquilla “el estigma de cine de arte o cine de festival”, y que no tiene la capacidad de otras películas o países para publicitarse.
A pesar de esos “muchos factores que hay que sortear y que lo vuelven realmente muy complicado”, Natalia Beristain cree que “sí hay gente que quiere venir a ver estas películas”, pero no tienen oportunidad.
Al ser interrogada por los problemas del mundo y México que no le dejarían dormir, la artista suspiró y soltó entre risas que no dormiría “en un año”, para después mencionar la injusticia, la desigualdad y la pobreza.
Admitió que esta primera película le deja “más tensión que antes”, porque tras dirigir la primera “ahora hay que hacer la que sigue, y la que sigue…”.
“Y antes, como no tenías ninguna, pues no pasaba nada”, dijo riéndose esta directora y guionista, que efectivamente está escribiendo dos proyectos, para añadir que sí le deja “un gran sabor de boca”, pero también con “muchas ganas” de seguir.
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