Hace 20 años, México llamaba la atención del mundo por el levantamiento zapatista en Chiapas y la muerte del candidato presidencial priista, Luis Donaldo Colosio.
Pero también hubo una luz en el horizonte en ese mismo 1994, cuando el cineasta Carlos Carrera conquistó la Palma de Oro del Festival de Cannes por su cortometraje “El Héroe”.
El realizador considera en entrevista que el País mantiene ese claroscuro: mientras las noticias de corrupción y pobreza retumban por todos lados, el cine mexicano da la cara con galardones y halagos.
“(El premio) dio un aire diferente al País, por todo lo que había pasado, pero sobre todo en materia de cine. Había pasado mucho tiempo sin participación del cine mexicano en festivales, y a partir de ‘El Héroe’ como que se destrabó”, valoró el egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica.
Para el también director de “El Crimen del Padre Amaro”, México sigue bajo el yugo de la desigualdad.
“México sigue siendo un País muy injusto, un País muy raro, donde permea la corrupción y sobre todo la desigualdad y la imposibilidad de que mucha gente tenga un futuro. Por otro lado, el cine sigue siendo el refresco, nos da un espejo donde mirarnos, y lo malo es que sigue sin ser visto por la gente”, lamentó.
Aquel festival fue el primero al que asistía el mexicano, quien tuvo que responder a sus colegas sobre la situación del País.
“Era la primera vez que iba, estaba un poco apabullado por el poder del cine, cómo se manifestaba con las ceremonias, el código de vestimenta, las alfombras; pero también pude ver cómo los franceses respetaban el cine.
“Y me preguntaban por los zapatistas, porque en Europa fue lo que más llamó la atención, no tanto la muerte de Colosio”, rememoró.
Al realizador le tocó ese año estar en la sala cuando Quentin Tarantino recibió la Palma de Oro, ante la molestia de los especialistas, que criticaron al Festival por premiar “Tiempos Violentos” en lugar de otras cintas, entre ellas la del mexicano Arturo Ripstein, “La Reina de la Noche”.
“Fue el año de Tarantino, me tocó estar en la premiación y ver toda la polémica, cuando Tarantino finalmente les levantaba el dedito”, recordó.
Dos décadas después, Carrera se mantiene como aquel día que recibió el galardón: serio, de frases cortas, pero contundentes, y centrado en sus películas.
“¿Mi premio? Ahí lo tengo en un librero, metido en un folder, es un diploma, ahí está, no lo colgué ni lo enmarqué”, relató el cineasta.
AGENCIA REFORMA
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