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lunes, 1 de septiembre de 2014

El sonido también es parte fundamental del lenguaje cinematográfico - De Icaza


MÉXICO (Notimex).— Para el ingeniero de sonido Alejandro de Icaza, el cine va más allá de las imágenes, pues el sonido también es parte fundamental del lenguaje cinematográfico.

“Los sonidos nos provocan sensaciones, emociones e incluso nos transportan de una manera sutil por una historia”, señala en entrevista con Notimex De Icaza, quien ha colaborado en largometrajes como “El fantástico mundo de Juan Orol”, “Nosotros los Nobles”, “Parque vía” y “Cochochi”, por mencionar algunas.

“Estamos tan acostumbrados a oír, que nunca nos percatamos de lo maravilloso que pueden ser los sonidos”, puntualiza el experimentado ingeniero.

Desde hace una década, Alejandro de Icaza ha dejado su sello en el mundo sonoro, además de ser considerado uno de los mejores en el rubro.

Confiesa que nunca se imaginó que le apasionaría el diseño de audio, “todo empezó por una invitación de amigos cineastas, tras haber regresado de estudiar ingeniería”.

Para mucha gente su nombre es uno más en la pantalla de créditos; sin embargo, en el mundo de la cinematografía su prestigio ha trascendido con su destacada participación en más de 60 películas.

“He trabajado con cineastas de la talla de Amat Escalante, Sebastián del Amo, Laura Amelia Guzmán y Enrique Rivero, lo que me significó un gran aprendizaje. Confiaron en mí y me aventuré junto con ellos en el mundo de los sonidos”.

Recuerda que en sus inicios también experimentó en la producción musical, pero se inclinó por el mundo del cine, donde su trabajo complementa las imágenes.

“Vamos de la mano, a través de los sonidos contamos toda una historia, sin necesidad, muchas veces, de que esté explícito en el guión o la escena”, considera.

“Podemos dar todo tipo de sensaciones y sentimientos a través de lo sonoro”, dice el joven diseñador, quien disfruta día a día de ser parte de la industria fílmica, a la que ve con buenos ojos en cuanto a su crecimiento y su calidad.

“Hay mucha gente comprometida que igual que yo se esmera por dar lo mejor, y con gusto digo que hay mucho talento y profesionalismo en materia sonora”, dice De Icaza, quien ya ha sido nominado a la máxima presea cinematográfica mexicana, el Ariel.

Reconoce que la carrera es difícil, pero su pasión lo hace estar por horas frente a una pantalla, moviendo y cambiando botones.

“No hay horarios en esto, llegas temprano te vas noche, pero todo tiene que quedar”.

Apoyado en un equipo de ocho o 10 personas, Alejandro muestra un poco de lo hecho en filmes como “Cantinflas”, donde muy de la mano trabajó con el director Sebastián del Amo, de lo cual resultó “una gran pieza musical, donde hay momentos de clímax, otros más sutiles, pero todos van muy conectados uno con otro, es uno de los mejores trabajos”.

Contento con su trabajo en la referida película, ahora está inmerso en “La leyenda de las momias de Guanajuato”, filme animado que, asegura, es complicado por la cantidad de sonidos que lleva.
“Estamos trabajando a marchas forzadas, aunque hoy en día hay mucha tecnología, algunas cosas tienen que hacerlas a la vieja usanza y es tardado”.

Refiere que en esta cinta hay una escena de unas carreras, donde se supone que las ruedas chocan con el piso, “ese sonido lo crearé con unas tablas amarradas a una bicicleta, que raspen el piso, así hacemos con muchas cosas”.

Agrega que igualmente recrearon en un departamento la escena de una fiesta colombiana, “buscamos chavos de ese país que conocieran el ambiente para que los sonidos, las charlas y el caló dieran la atmósfera idónea y se capturara ese audio especial”, explica el maestro de los sonidos, quien después de una década ha logrado también tener su propio estudio.

Por este espacio, que ha convertido en prácticamente su casa, pasan infinidad de proyectos. El lugar está lleno de historias, ya que ahí, por muchos años, el grupo Los Temerarios produjo sus álbumes, como lo indican fotografías, Discos de Oro y Platino colgados en las paredes, así como puertas rotuladas con el famoso sello de la agrupación, liderada por Gustavo y Adolfo Angel.

“Es un espacio en el que he invertido”, dice el sonidista, quien pese a su experiencia en el ramo, continúa perfeccionando su técnica.

“Cada cinta es un nuevo reto, por ello hoy en día gozamos de mucho trabajo, gracias a la cantidad de películas que se producen, donde todos estamos en la búsqueda de dar lo mejor”.

Aunque resulta difícil decir “qué debe tener” un buen sonidista, De Icaza señala, sin miedo a equivocarse, que lo primordial es “buen gusto auditivo”, que se adquiere con base en las experiencias y vivencias, “puedes aprender la técnica, pero lo otro se trae”.

“Yo desde pequeño me incliné por la música y aunque no recordaba las letras, podía definir las texturas sonoras, distinguir entre un instrumento y otro, por eso en un principio probé en la producción musical, pero después me enfoqué al cine”.

Alejandro señala que le gusta lo que hace y ser parte de un equipo que trabaja con pasión por un mismo objetivo, “a diferencia de lo que pasa en otras industrias, yo puedo opinar sobre una cinta, ayudar a que quede mejor”, dice el joven ingeniero, quien por su mente no ha pasado la idea de migrar a Estados Unidos.


“Hollywood no me atrae, aunque sí iría sólo para conocer, pero me gusta lo que se hace en México, porque hay mucho compromiso con cada proyecto”, puntualiza Alejandro de Icaza, quien quiere seguir forjando su historia en el mundo del diseño sonoro.
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