Por: Claudia Ayala
¡Cierra los ojos! Ahora, trata de cerrar tus oídos. Acaso es posible omitir este sentido o simplemente estamos destinados a nunca dejar de percibir el sonido, sea agradable o no.
Es curioso que el ser humano inmortalizará la imagen de una persona o animal antes que su risa o el canto de un ruiseñor cuando los primeros cuentos e historias comenzaron con sonidos guturales.
Muchos realizadores audiovisuales tienen un gusto musical exquisito, pero eso no garantiza que su película o cortometraje tenga una atmósfera sonora perfecta. Si le pedimos a alguien que recuerde la película “Tiburón” de Spielberg (“Jaws” 1975) o “Psicosis” de Hitchcock (“Psycho” 1960) no solo tendrá en mente una imagen, se provoca una sensación y emoción gracias a que también evoca dos notas alternadas o las estridentes del violín.
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