El cineasta mexicano, Gabriel Ripstein, sorprendió anoche a los espectadores en un teatro en la zona turística de esta ciudad, al finalizar la función de “600 millas”, que está en competencia en el 55 Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI).
Al finalizar la película, las luces se prendieron y apareció el director en el escenario y dijo: Yo soy Gabriel Ripstein, y de inmediato los espectadores lo recibieron con aplausos como señal de reconocimiento por su trabajo.
Fue un encuentro de 20 minutos, en los que el cineasta escuchó las impresiones que dejó el filme entre los asistentes al FICCI, y a la vez ellos tuvieron la oportunidad de escuchar las respuestas del director sobre “600 millas”.
La cinta, ganadora a Mejor Ópera Prima en la Berlinale 2015, es una de las candidatas a obtener uno de los premios India Catalina, que entregará mañana el jurado del FICCI, uno de los más importantes de América Latina, con sus 55 años de existencia.
Es una producción de Michel Franco y con la actuación del estadunidense Kristyan Ferrer, que interpreta al agente “Tim Roth”, quien investiga a “Arnulfo Rubio”, un joven que trafica armas de Arizona a Culiacán.
En un intento por detenerlo, el agente es atacado y secuestrado por “Rubio”, quien al no saber qué hacer con él, lo llevará hacia México para entregarlo con un importante narcotráficante y averiguar qué tanto sabe sobre el trabajo que realizan.
Aunque en el trayecto, las cosas cambian de manera radical para ambos y de ser enemigos, tendrán que convertirse en aliados para sobrevivir de la violencia en la que están sumergidos.
El público estaba inquieto por saber el origen de la historia, que era lo real y la ficción en “600 millas”, cómo fue el proceso de construcción de los personajes y la relación de un actor profesional y otro que no lo es, como el joven “Arnulfo”, quien trabaja para su tío, jefe de una organización de tráfico de armas.
Ripstein, con micrófono en mano, recorría el teatro para dar respuesta a cada una de las inquietudes de los espectadores, y aprovechó el espacio para dejar claro que su historia surgió cuando salió la noticia del operativo “Rápido y Furioso” en Estados Unidos, el que se introdujeron armas de alto calibre a territorio mexicano.
“La película se basa en situaciones reales, como fue el operativo ´Rápido y Furioso´, pero no son hechos. Yo me inventé los personajes”, aclaró el hijo del destacado cineasta Arturo Ripstein.
Reiteró que fue una suma de elementos entre reales y de ficción, que permitió la construcción de la historia, para contar un asunto tan complejo en la relación bilateral entre Estados Unidos y México, como es el tráfico de armas, por la extensa frontera.
“Quería desde el principio que la historia fuera lo más real posible, y por eso investigué mucho cómo funciona el tráfico de armas entre los dos países”, dijo.
Recordó el impacto que generó a nivel nacional e internacional el polémico operativo, pero lo que más le llamó la atención, fue el hecho que la noticia al poco tiempo perdió interés y es ahí cuando surge la idea de llevar al cine la historia del tráfico de armas, a la pantalla.
“Quería tener una aproximación, en lo mejor de lo posible, a la realidad del tráfico de armas, e indagué cómo funciona ese tráfico entre los dos países”, sostuvo.
Entre las fuentes primarias que investigó está la agencia ATC, que es la encargada de los asuntos de alcohol. Tabaco y armas, agentes fronterizos, de México y Estados Unidos.
“Lo que me interesaba era una historia de personaje, más que de hechos reales, o de grandes temas y hacerlo con la mayor responsabilidad posible”, subrayó.
Para el director de “600 millas”, esta historia no busca “señalar responsables o culpables. Es un tema muy complejo y de corresponsabilidad de los dos países.
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