El director artístico del Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, Marcel Jean, se niega a relegar los dibujos animados a un subgénero infantil y reivindica que la percepción de los adultos ha cambiado con títulos como "Persépolis" o "Vals con Bashir".
"Soy categórico: la animación es cine, punto y final. Me parece extremadamente importante que no se limite a un subgénero, calcado de la comedia musical de Disney. La animación no es eso, no es solo eso", comenta a Efe el máximo responsable artístico del certamen de dibujos animados más importante del mundo.
Jean, canadiense que desde 2012 controla la parcela artística del festival que cada año se celebra en las faldas de los Alpes franceses, reconoce que la animación está muy entroncada con un tipo de entretenimiento infantil, y que aunque hace más de cuatro décadas que ese paradigma está cambiando, todavía "persiste ese cliché".
"Desde final de los años sesenta se desarrolla un cine para adultos, a partir de películas como 'El gato Fritz', adaptación de las tiras cómicas de Robert Crumb que dirigió Ralph Bakshi", explica.
Le siguieron "Allegro Non Tropo", del italiano Bruno Bozzeto, o ya en los noventa "Me casé con un extraño", de Bill Plymton.
"En los últimos años hay obras que han contribuido a ampliar esa visión, como 'Persépolis', de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, o 'Vals con Bashir', de Ari Folman. Se proyectaron en Cannes y permitieron modificar la forma de pensar del público", agrega Jean, que no soslaya la importancia de la producción japonesa de ciencia ficción.
Jean considera que las obras de la selección oficial de esta edición son "muy audaces técnica y estéticamente", como la japonesa "The Case of Hana & Alice", de Shunji Iwai, "Tout en haut du monde", del francés Rémi Chayé, la colombiana "Sabogal", de Sergio Mejía y Juan José Lozano o la española "Pos eso", de Sam.
"Son películas con personajes fuertes, que nos hablan del mundo en que vivimos" agrega un erudito del cine, vinculado durante años a cinematecas públicas y archivos cinematográficos.
A pesar de que los dibujos animados no tienen edad y de que el Festival de Annecy es el más antiguo y el más importante del mundo en su género, el gran público ignora lo que estos días ocurre en esa pequeña localidad del este de Francia.
"Actualmente es una manifestación de una envergadura única, precisamente porque tiene toda la dimensión artística y comercial", dice Jean, que insiste en la importancia del mercado internacional MIFA, plataforma de negocios paralela al festival.
Reivindica la "singularidad" del cine europeo frente a los grandes superventas estadounidenses, "que disfrutan de un presupuesto de márketing enorme".
"La competencia no quiere decir que tengamos que hacer lo mismo, ir a su terreno o en la misma dirección. La competencia está en la singularidad. Se ve en grandes éxitos europeos como 'Kirikou', de Michel Ocelot, que se desarrolla de forma completamente distinta a la producción estadounidense media", dice.
El futuro de un sector donde creatividad y tecnología van de la mano estará marcado en los próximos años por los dispositivos de realidad aumentada que permitirán al espectador introducirse, literalmente, dentro de la película, augura.
"La realidad aumentada es completamente inevitable. Ya estamos en ella y podemos decir que el año que viene se presentarán aquí películas de ese tipo. Pero no matará el cine, los dibujos animados o el 2D. Son formas de expresión diferentes que irán en paralelo, de la misma forma que la televisión no mató la radio", apunta.
La tecnología, esencial para crear dibujos animados, se ha democratizado a pasos agigantados en los últimos años.
"A los jóvenes les diría que intenten encontrar su propio estilo y no esperen a tener recursos financieros. Actualmente, las herramientas están al alcance de todos. Podemos hacer una película de animación con una cámara de fotos, con una consola de videojuegos... con cualquier cosa", concluye. Javier Albisu.
EFE
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