Por: Alberto Fernández Casuso
Twitter: @albertofcasuso
El cine se trata de mentir, cuando vamos a ver una película, sabemos que todo lo que se nos está mostrando es falso, pero aún y con el conocimiento nos lo creemos. Tenemos sentimientos por los personajes, algunas situaciones nos causan rabia o enojo e incluso a veces podemos soltar una lágrima por lo que se nos está poniendo en pantalla.
El mecanismo para hacer que esto funcione es un lenguaje audiovisual muy elaborado que ha sido desarrollado en los últimos 118 años.
Al principio cuando la imagen en movimiento era lo nuevo, los espectadores creían en la imagen ciegamente y cualquier cosa que les pusieran era todo un espectáculo. Actualmente el espectador ve las cosas de otra manera, ahora podemos hacer posibles robots con características humanas, monstruos e incluso seres invisibles. Esto último es muy demostrativo del poder del cine, un personaje invisible es perfectamente viable en una obra audiovisual. Incluso hay películas en las que todo el argumento se basa en un personaje invisible. No necesariamente por poderes inferidos por algún tipo de químico o de magia, sino, porque las circunstancias de la situación así lo establecen. La pregunta ahora es, ¿Cómo es posible? Sí, cómo es si quiera probable que en una obra basada en la imagen se pueda crear un argumento en base a un personaje que nunca es mostrado? La respuesta en este caso es sencilla… gracias al sonido. Pero si profundizamos un poco más, el asunto se vuelve más pantanoso y es que no es solamente gracias al sonido, sino que es gracias a la construcción conjunta entre sonido e imagen. Por eso se trata de una obra audiovisual (audio-visual).
En el caso del personaje invisible podemos asumir que todos los sonidos son de tipo real, por ejemplo, conversaciones, ruidos, etc. Pero si pensamos en la posibilidad de un monstruo o de una historia de ciencia ficción, los sonidos cambian de naturaleza y es que toda la construcción sonora de estos filmes está basada en una sola cosa, el engaño.
Cuando Walter Murch estaba haciendo el diseño sonoro de la primera película de George Lucas, THX 1138, se dio cuenta de que toda la construcción sonora de esa película era imposible. No imposible en el sentido de irrealizable, sino más bien que todo el sonido tenía que ser falso, lo tenía que construir desde cero y además dar el efecto de realista. Entonces ¿cómo suena un espacio futurista o como suena el blanco infinito?
Por extraño que parezca el sonido se asocia con algo la primera vez que lo escuchamos; es decir, nosotros creamos la relación entre sonido y acción, por eso es que el sable láser no puede sonar de otra manera que no sea ‘wooong’. Porque la primera vez que lo escuchamos fue así y nuestro cerebro creo la relación entre el sonido falso y la imagen falsa.
Esto no demuestra otra cosa más que el poder del sonido. Si nos pasaran por primera vez en nuestra vida la película ‘Star Wars’ sin sonido, sería algo muy ridículo, toda la acción perdería su fuerza y quedaría más del lado de un filme cómico que del de uno ficticio. El sonido es el que le está diciendo a nuestro cerebro que ‘Star Wars’ existe y además suena así. No solo tenemos la imagen, tenemos un sonido que apoya la tesis que la imagen propone.
Otra anécdota del falso sonido del cine nos cuenta que cuando Kubrick estaba grabando ‘Barry Lindon’, consiguió unos cañones de la época para recrear la acción en la guerra. Cuando le llevaron los cañones y los probaron, se dio cuenta de que el sonido, no era lo que él esperaba así que tuvo que recrear el sonido en el estudio, dándole la fuerza dramática que quería.
El poder del cine no solo lo usan los cineastas para su beneficio. Estos mismos están condicionados y sometidos a todo el bagaje que poseen de películas anteriores y a la hora de realizar una película no pueden contradecir los cánones previamente establecidos.
No porque la película sea de pobre calidad sino porque el cerebro de los críticos va a alarmarse cuando se dé cuenta de que el sonido construido no se parece a lo que él ya había aprendido anteriormente, a pesar de que todo lo aprendido sea completamente falso, lo interpretamos como verdadero. En cierto sentido aunque sea falso, el sonido no miente.
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