Nacido en Fortaleza, Brasil, donde pasó su infancia rodeado de mujeres, Aïnouz es un viajero empedernido que primero estudió arquitectura en Brasilia, cursó cine en Nueva York y luego filmó cuatro películas de manera intuitiva y sensible antes de radicarse en Berlín, la capital alemana, donde transcurre gran parte de su última película.
"Esto es sorprendente porque no me había dado cuenta de que había hecho tantas películas. Pero lo más importante de esta retrospectiva es que se convierte en una oportunidad para pensar y reflexionar sobre las cosas que hice hasta ahora, es una forma de seguir aprendiendo y es muy importante para seguir avanzando", afirmó el brasileño en relación a la muestra de su obra que se desarrolla en IFF Panamá.
En diálogo con Télam, Aïnouz sostuvo que, pese a que no quiere perder la espontaneidad que caracteriza a sus películas, le interesa reflexionar sobre la coherencia entre sus películas y sobre por qué hizo ciertas cosas y no otras: "Creo que no tengo un estilo definido, eso incluso me parece un poco pretensioso. Para mí cada película es una aventura nueva, un desafío y una oportunidad para aprender algo nuevo".
Sin embargo, si bien es cierto que no se podría delinear un estilo marcado o definido en sus obras, el cineasta reconoce que existe una poética intuitiva y algunas temáticas que atraviesan por igual a sus películas "Madame Satä" (2003), "El cielo de Suely" (2006), "Viajo porque debo, vuelvo porque te amo" (2013), "El abismo plateado" (2013) y "Playa del Futuro" (2014).
Uno de esos temas es la búsqueda de la identidad, ya que Aïnouz pertenece a "una generación de brasileños para la cual la identidad era algo muy importante. Era un lugar que había que ocupar, y por eso luchamos por obtener una identidad cultural, nacional e individual. Por eso creo que es muy importante para mi hablar desde una identidad y un lugar definidos en cada una de mis películas".
"Mis películas tienen además otros temas comunes. En la mayoría se percibe una sensación de extranjería, de extrañeza, una sensación que me es muy familiar, porque fuí criado por mujeres en un país muy machista como Brasil. Es como sentir la incomodidad que se siente en una fiesta a la cual no fuiste invitado", destacó el cineasta.
Eso es por ejemplo lo que siente el protagonista de "Playa del Futuro", un guardavidas brasileño que se va a Berlín a vivir con su novio alemán, pero que comienza a padecer la nostalgia y la sensación de ser un extraño, tanto por la distancia geográfica que lo separa de las playas soleadas de su Fortaleza natal, como por la incomodidad espiritual que padece.
En ese sentido, Aïnouz señaló que sus personajes sufren "una sensación de incomodidad con el mundo que los rodea. Quizás el mundo sea un lugar maravilloso, lleno de belleza, pero también se les presenta como algo extraño y misterioso, incómodo. Por ese motivo, si una película no habla de esta tensión espiritual o íntima de sus protagonistas, en general no me interesa demasiado".
Otra de las constantes temáticas que se pueden observar en sus películas, como por ejemplo en "El cielo de Suely", es el del tránsito permanente al que se entregan o están obligados sus personajes: "Mi vida siempre ha girado en torno al movimiento, a dejar cosas atrás. Siempre tuve la sensación de no pertenecer, algo que va de la mano de la idea de tal vez llegar a sentir que sí pertenezca al próximo lugar al que llegue".
El viaje en sí mismo es el tema de "Viajo porque debo, vuelvo porque te amo", que codirigió con Marcelo Gomes en 2013, una conmovedora y exquisita película de carretera de bajo presupuesto llena de momentos fortuitos y memorables registrado en su recorrido por el Noroeste brasileño, la tierra de los abuelos de ambos realizadores.
"El tránsito me interesa mucho además porque creo que es como un estado de suspensión o flotación, algo que provoca una sensación de no pertenecer a nada. El viaje es algo liberador y un tema muy querido para mí, pero también es la materia prima del cine, que tiene que ver con el viaje y el movimiento. Son temas importantes de los cuales el cine debería hablar cada vez que pueda", agregó el director.
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