Con sus movimientos de cadera al son de los tambores, Tongolele cambió la escena nocturna en la ciudad de México de mediados del siglo XX y se convirtió en un icono del cine mexicano. Pero la octogenaria vedette dice que lo único que le importa y le importaba entonces era la danza.
Mostrar el ombligo ante el público le valió ser atacada por la Liga de la Decencia, que consideraba inapropiado su espectáculo, pero nunca le avergonzó presentarse con sus pareos y pequeños atuendos.
"No revelaba nada, yo estaba tapada, yo no bailaba desnuda... lo único que descubrí era el ombligo", dijo Tongolele en una entrevista reciente. "Estaba tapado lo más importante".
Así como ve con naturalidad su estilo de baile, su casa es bastante normal, como la de cualquier abuela: tiene pinturas (algunas creadas por ella), sillones cómodos y lámparas de pie. Lo que delata su fabuloso pasado son los tambores africanos y caribeños que tiene repartidos por la sala, el comedor e incluso un baño, y las decenas de fotografías con personalidades.
En éstas puede vérsele con expresidentes como el mexicano Ernesto Zedillo, escritores como Octavio Paz, músicos como su amiga Celia Cruz y mujeres que competían con su belleza, como la actriz María Felix. En cada una de esas imágenes, la mayoría en blanco y negro, aparece ella con su inconfundible mechón de cabello blanco y en varias haciendo gala de su imponente físico.
"Nunca pensé, 'yo quiero ser famosa'. Yo nada más quería bailar", dijo. "Ni me daba cuenta que ya de pronto era estrella del show. ni sabía que yo tenía éxito, nada más estaba feliz bailando".
Nacida en Estados Unidos, en el Estado de Washington, su nombre verdadero es Yolanda Ivonne Montes Farrington. A los 15 años de edad, mientras vivía en California, fue a una agencia de artistas en San Francisco y ese mismo día le ofrecieron trabajo como bailarina. "Nací sabiendo que iba a bailar", dijo.
A los pocos meses llegó a presentarse en México, en Tijuana y en Mérida, y de ahí arribó a la capital, donde su jefa, que según recuerda se sentía algo celosa de ella, la obligó a usar un nombre artístico. (OEM-AP).
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